Él me dijo: "Estás radiante" y llegamos a la conclusión de que la felicidad se nota en la cara y que la sonrisa se sostiene por dos hombrecitos amables.
El jefe me dijo: "Admiro y envidio tu cara de placer cuando hablar sobre tu clase." Y yo sonreí, de nuevo.
Ella me dijo: "Sí, yo estoy feliz de haber estudiado esto, pero vos hacés lo que te gustó toda la vida."
Yo creo que fui docente en todas las vidas que viví hasta ahora.
No me animo a discutírmelo.
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