Micromagmas

VIII. (Perspectivas) 
 
 
Nos dicen que somos lindos.
Nos dicen que les damos esperanzas y que les generamos amor.
Que les gusta vernos bailar, que somos parecidos, que nos reímos igual.
Nos dicen que no tenemos miedo de ser como somos ni de jugar cuando queremos.

A mí me gusta sentir que lo que sentimos se proyecta y se recibe desde tantos otros puntos de vista.  

VII. (Consejos)


Joven caballero, nunca se llene la boca con palabras de más.
Si se la pasó diciendo que ella tenía labios de vieja, que no sabía darse cuenta si era linda o no,  que "con (ella) no pasó nada", que "con (ella) no pasa nada", que "con (ella) no va a pasar nada", que "te estás haciendo la película sola",  que "(ella) no me interesa", tenga la decencia de mantener su palabra.

Eso en mi barrio se llama coherencia.



VI. (De amores pasados)

Joven damisela, evite las comparaciones.
En caso que el amor actual salga beneficiado (además de hacerle estallar el alma de alegría y de comprobarle que el amor en el que usted creía existía en alguna parte del mundo) usted replanteará todo el pasado como si fuera un borrador mal escrito.

Recuerde, joven damisela, que hasta los grandes caprichos, por largos que hayan resultado ser, fueron un paso más en el camino para estar en los brazos en los que está ahora.


V. (Con los ojos cerrados)

Después de haberle contado ese sueño, me despide todas las noches con un "que sueñes con más plazas".

Yo sigo soñando, que es gratis.


IV. (Confirmaciones)

Me mirabas a los ojos en silencio y susurraste:
- Sí.

Yo supe de qué hablabas y qué era lo que no decías.
Me quedé mirándote a los ojos en silencio y te susurré un como respuesta.

Sonreímos.


III. (Magma)

Mis días llevan signos de exclamación, onomatopeyas y cantos.
Y baile.
Y amor atrás.

Dulce, pegajoso.

Espeso.


II. (Contrapartida)


Para ser realmente cursi y no sentirte disminuído o poco querido o, inclusive, un poquito idiota, es más que necesario una contracursilería que te retruque lo que estás diciendo.

Estoy llegando a niveles tales de empalague que hasta a mí me sorprenden.

Soy feliz.


I. (Estática)

Dicen que, cada vez que nos acercábamos, había una pequeña descarga.
Dicen las malas lenguas que era el roce de la lana y el acrílico del bolso.
Dicen las buenas que era un poco más de amor.

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