jueves, 15 de septiembre de 2011

VI. Madrid

¿Te acordás de los caballos de verdad que se mezclaban con los caballos de bronce? El Parque de Retiro, que me enseñó a enseñar y la Puerta de Alcalá, que estaba abierta y "las puertas se me abren de par en par". Había puertas abiertas en todo Madrid y para mí sola.

Madrid, vos fuiste libertad.

Me acompañaste en la soledad del viajero que no le tiene miedo al lugar desconocido y que se larga a las calles, con ganas de sentirse parte. ¿Te acordás de esos 19 días y esas 500 noches que sonaron mientras comías bajo el agobiante sol madrileño?
También me descubriste avanzada y desprejuicida y me lo mostrarte en una noche de paseo con un grupo de conocidos temporales. Ese rato en el que todos, sin importar de dónde venimos, tenemos esa pequeña vida en común. Fue intentar entender portugués, cuando quería hablar en francés y tomaba una cerveza negra irlandesa. Y disfrutarlo.
También una lluvia de tradición y colores y una libreta anotada en vivo y en directo, mientras cambiaba el olor de la plaza y la gente gritaba la tiranía y el dolor animal. Fuiste la magia de entender, sobre todo. Fuiste flamenco y tauromaquia.
Hubo un rato de paseo y hubo un llanto en la garganta frente a ese cuadro de siempre, que apareció sin que lo buscaras. Hubo sol. Hubo Cernuda que compré y disfruté en cada sombra que encontraba y que me obligaba a disfrutarte.
También fuiste encontrarme a Federico, lejos de Federico. Un cielo celeste donde se recortaba la estatua de ojos vacíos y una paloma. Ese príncipe feliz que, frente a su teatro, me hipnotizó los labios.
Hasta me diste flamenco y teatro. Un Bodas de sangre con taconeo, llanto y polémica ahogada, volviendo de Federico.

¿Sabés? Siete días, nada más. Siete días en los que fuiste hogar. Salir de vos y volver a vos nos hermanó frágilmente.

Fui fugaz y madrileña en Madrid.

lunes, 12 de septiembre de 2011

V. Eindhoven

Me dolés en las manos y en las palmas.
Sos una cita en una estación de trenes con el sol y el cielo enteros y sos un abrazo interminable de quienes saben que el tiempo se termina, inevitablemente. Sos cartas que no se entregan a tiempo, porque no vale la pena jugar con las ganas y sos la certeza de que no es necesario decirlo todo.
Sos nubes que pasan en una tarde de pic nic ajeno y sos una cena de definiciones y declaraciones. Sos caricias en pasto y silencio en papel y sos un balcón florido y filosofía metahumana.
Sos luz y magia. Sos reencuentro y promesas de nada. Sos verdad en el alma y mentira en las ganas.
Sos verde magma y puertas, que se abren y que muestran el verano entero. Porque sos una ciudad verano.
Sos festejos de cumpleaños, también y sos gente nueva.
Sos festival de música, colores, polleras y punta de pie.
Sos lejos y no sos mía, porque aún no encontré la manera de reducir el mundo.