domingo, 28 de febrero de 2010

No he sido terminada.


Peg Boggs: [sees his scissor hands] Oh, my. What happened to you?
Edward: I'm not finished.

Me gusta la sensación de ponerme a contar mis defectos, porque son como un millón y porque me dan ganas de reirme de ellos y de mí.
Y entonces, enumero. Voy desde los pies a la cabeza, o en el sentido contrario. O de adentro para afuera y viceversa. 
Me pongo a hacer listas de cosas defectuosas de fábrica y listas de cosas defectuosas por default. Me gusta comparar las listas y endilgarme culpas a montones y planificar cambios implanificables e impensables.
Tengo vicios, tengo culpas, tengo penas. Cuento años, me equivoco y me lo hago saber a los gritos. Me sacudo del brazo y me doy un correctivo cuando lo necesito. Escucho hablar de otras personas, y me lleno egoístamente de preguntas propias, que no tienen respuesta, o que tienen respuestas inviables.

Puedo pasarme horas largas envuelta en mis defectos, porque de los tuyos, encargate vos solito. No me pidas que intente entender nada más, porque entenderme a mí ya me cuesta demasiado trabajo. Y no quiero perder tiempo ni recursos en pensarte. Porque, más que seguro, voy a estar equivocada. Porque me equivoco tanto, últimamente.

Me fascina sentarme en el piso con la única tarea de deconstruirme y reirme de eso.
Para cuando termino de enumerar, como vaquitas que saltan, me despierto renovada.

Incompleta, un poco hipócrita y algo sacudida, pero renovada.

viernes, 26 de febrero de 2010

Confundida


Después de pasarme todo un día envuelta en pedazos de pasado y olvido, alguien hace un comentario que me demuestra, una vez más, que las cosas son tanto más sencillas:

- Ahora que la tengo, me di cuenta que en realidad no la extrañaba en absoluto.

Facu habla de su pc de escritorio, y todo se me dibuja tan claro en la mente.

Qué bueno que después de eso escucho un poco a Chavela, que canta borracha y se ríe del amor entero.

miércoles, 24 de febrero de 2010

Bitácora de una pequeña niña tuerca I



- 

20 y 21 de febrero. Autódromo de Mar de Ajó.

- ¿Esta es tu primera carrera?
- Sí.
- La mía no. Ya vi el rally en Córdoba.
- ¿Y qué te gusta más?
- Uh, es difícil. Porque los autos del rally saltan, pero estos van super rápido.

- Gracias pa por no haberme traído de chica, porque hoy sería, como mínimo, mecánico. O lesbiana.

- ¿No te parece que los autos se rajan un pedo?

- Con ese auto andate al TC 2000, boludo.
- ¿Nunca antes viniste al TC?
- Este tontito estaba de joda en San Bernardo y se vino para acá.
- Dejalo, que en 20 metros se encalla de nuevo, el novato.

- El pibe tenía la re facha mal, y estaba con una gorda asó.

- ¿Qué es eso? ¿Beethoven, Mozart?

- Tanto me jodiste con la carrera, gorda, que te hice una hija tuerca.

- A mí no me cortás. Andate a la puta madre que te re mil parió. Y ya sabés muy bien en dónde vivo.

- ¿Quién te quita lo bailado?

- ¿Te fuiste al TC, cretina? ¿Viste lo que le pasó pobre pibito? Lo aguantó hasta las últimas dos vueltas. No importa, igual. El que ganó también es de los que nos gusta.

- Yo en la carrera sentía cómo me iba creciendo la barba.


De lo que se dijo y se registró unos días en torno a una carrera del Turismo Carretera.




viernes, 19 de febrero de 2010

Decálogo (im)perfecto para un hombre (casi)perfecto


1-  Musical. Ya sea músico (viento, percusión, cuerda - en orden de preferencia) o musicando, quiero que la música sea parte de su vida diaria, como una necesidad básica.
2-   Preferentemente zurdo. Los hombres que escriben con la mano izquierda son, por definición, más sexy. Y la gente zurda piensa de forma distinta.
3- Espiritual, en sus múltiples variantes. Alguien que entienda la trascendentalidad del alma, y las metasensaciones.
4-  + +  si cocina. + si no cocina, pero prueba.
5-  Alegre, sonriente, despreocupado, magma.
6-  nocomprometido-norepetido-noproblemático.
7- Que sea creativo. Con las artes plásticas, con las letras, con la música, con la fotografía, con la vida misma. 
8- Que tenga una pasión. Lo que sea. Que le fluya la sangre por las venas, a borbotones, por algo.
9- Que sea creativo, que tenga pasión por algo, y que sea lo suficientemente valiente como para dedicarse a eso, para ganarse la vida. O la muerte.
10- Real, auténtico. Personaje conciente. Narrador de su vida propia. Y de la mía, un poco, por qué no.

¿Que qué tengo yo para ofrecer? Nah. Así sería demasiado fácil.

jueves, 18 de febrero de 2010

Reactivando miméticamente el universo ficcional *


Estoy leyendo un libro que yo sabía que me iba a terminar de hacer mal, muy mal. Se llama ¿Por qué la ficción?, y allí Jean-Marie Schaeffer hace un recorrido acerca de los dispositivos ficcionales que desarrolla el humano como especie y la finalidad de los mismos. Ya sea mero entretenimiento o la más profunda ontología, la inmersión ficcional se desarrolla como parte de un mecanismo inmanentemente humano.

Y una vez más, no hace más que confirmar mis sospechas de que todos somos seres ficcionales.

Cada quien es su propio autor, editor, publicista y producto terminado. Por paradójicamente contradictorio que suene, aceptar que somos ficción no significa ser personas menos auténticas. De hecho, nos hace más reales. La identificación, errónea, de la ficción con la simulación negativa conduce a pensar que cualquier vestigio de ficción resulta igualmente negativo.

Aceptar esa ficción diaria que construimos y en la que nos sumergimos nos enlaza más profundamente con nuestros propios ideales y nuestras búsquedas sinceras. Todo conduce, día a día, a la creación de un personaje, en el sentido más narratológico del término. Las elecciones que parecen superfluas, que son cotidianas y naturales, en realidad, son herramientas de esta autocreación.

Esas elecciones, que subrepticiamente no son más que no-elecciones de toda otra cantidad inabarcable de opciones posibles, son los motores de composición con los que trabajamos a diario. Ropa, música, trabajo, estudio, hasta las pasiones más supuestamente impulsivas son parte de este proceso.

Hacerse cargo de esa creación no es ni más ni menos que la resignificación de la autenticidad ficticia de quien se sabe ser, de quien se es, y de quien se elige ser.


* Schaeffer, J-M.,  ¿Por qué la ficción?,  Toledo,  Lengua de Trapo,  2002,  p.317.

miércoles, 17 de febrero de 2010

Energías en variación continua


Yo no me considero una mina fácil, en absoluto. Ni con mis amigas, ni con mi familia, ni con los hombres. No soy fácil de llevar. Soy una mina buena (buenísima), pero soy bastante despreocupada en muchos aspectos que la sociedad sobreestima, y eso hizo que desilusionara o hiriera a gente sin ser conciente de ello.

Para mí, ni la familia, ni la amistad, ni las relaciones en general son (ni deberían ser) una obligación. Las relaciones que nacen y crecen por la obligación misma de ser están destinadas al fracaso rotundo. La libertad (mutua), sin duda alguna, es una de las más grandiosas cosas para tener y regalar. Y en la libertad (mutua) se crece y se aprende y se ama y se conoce. Y me matengo firme a eso, porque confío en que las cosas se pueden hacer distinto.

Las relaciones deben nacer del más hermoso y profundo deseo de. Porque las relaciones se construyen, de a poco (o de a mucho). Entonces, no me llames tu "amiga" porque compartimos tiempo casual juntas y no me impongas un régimen de visitas, como si la amistad fuera llenar una planilla. Tampoco te creas familia porque compartimos tatarabuelos. Ni me obligues a rutinas falsas porque así fue en un comienzo. 

Encontremos el espacio para que fluyan las ganas de. Para que haya intercambio de colores que  nos enriquezca (mutuamente) y que nos vuelva a enriquecer. Sigo creyendo (sabiendo) que, cuando las cosas fluyen, inundan lo que tocan y lo hacen más fértil para la vida misma. 

Porque todo sería más fácil si se nos cayeran las máscaras del socialmenteaceptado y descubriéramos que no somos más que energías en variación continua.

martes, 16 de febrero de 2010

Aclarando los tantos

No hay que confundir las nenas putas con las nenas buitre.

Las nenas putas actúan como putas, pero se la re bancan. Y yo las re banco a ellas, por eso mismo. Porque te van de frente. Son putas. Y punto. Quieren robarte a tu panquecito, pero te lo quieren sacar de la boca misma. Y no andan con chiquitas.

Las nenas buitre actúan como polluelos, pero son buitres. Se disfrazan de corderito, pero se les escapa un pedacito de cierre, tarde o temprano. Y no las re banco, justamente por eso. Porque quieren robarte a tu panquecito, pero viven esperando que se te caiga al piso.

Las nenas putas tienen códigos.
Las nenas buitre son cobardes.

Y mucho más peligrosas.

Las nenas buitre


buitre.

(Del lat. vultur, -ŭris).

1. m. Ave rapaz de cerca de dos metros de envergadura, con el cuello desnudo, rodeado de un collar de plumas largas, estrechas y flexibles, cuerpo leonado, remeras oscuras y una faja blanca a través de cada ala. Se alimenta de carne muerta y vive en bandadas. 

2. m. Persona que se ceba en la desgracia de otro.


Los nenes buitre son aquellos machos alfa que, frente a la caída inevitable del contrincante, acechan sin dejar un solo espacio para escapar.
Ahora bien, no sólo existen nenes buitre. Y las nenas buitre son muchas, y peores.

Suelen hacerse las amigas en el mismísimo momento de desgracia y, siempre y cuando la desgracia siga presente, ellas seguirán fieles a su "amigo". Porque las nenas buitre son resentidas como pocas, y tristes en demasía. Son personas que no disfrutan del simple disfrute, porque no saben vivir sin encontrar problemas por doquier. 
Se pretenden buenitas, compañeras, compinches.
Siempre y cuando, repito, la desgracia siga presente.

Porque las nenas buitre no pueden disfrutan de la alegría ajena, porque no las toca a ellas. Y acá se les infla el pecho de resentimiento, y tienen dos opciones. O se esconden, de la vergüenza, o se siguen haciendo las amiguitas, pero con una cuota mucho menor de bondad, y una máscara bastante más grande.

En la alegría ajena, van a intentar comer migajas. Van a hacer de cuenta que son felices por su "amigo". Pero sabelo que no. Son buitres. No saben ser felices por su propia cuenta. Y no saben ser felices por la felicidad ajena, porque quieren que la gente sea igual de resentida e infeliz que ellas. No soportan que la felicidad ajena afecte negativamente su propia felicidad. Sienten que tienen clavado el virus del adiós, y así viven. Creen que tienen que ser amigas de todo el mundo, y andan regalando cosas que nadie les pide que regalen. Se sienten usadas y leen todo como eufemismos sobre ellas mismas, hacen eco de una "ternura" inventada, se creen dueñas de silencios y de trincheras. Se consideran egoístas porque las pone mal la felicidad ajena. No saben que eso no es de egoísta, que eso es de resentida, lisa y llanamente.

Las nenas buitre tienen a su favor una cualidad casi insuperable: la paciencia. Resentidas y pseudo tristes como son, esperan. No les interesa ver si el límite no es una simple línea de cal. Ellas esperan, donde están. Porque saben que no hay bien que dure 100 años. 
Esperan, en un costado, a que vuelva la desgracia. Y saben que ahí van a estar ellas, "amigas", compañeras, compinches.

Ellas, que mutis por el foro desaparecieron en la felicidad, van a volver, a regocijarse en la tristeza.
Porque aprendieron, a fuerza de experiencia, que la presa herida es mucho más fácil de acompañar y cuidar.

¿Conquistar? No, eso no. Las nenas buitre no conquistan.

Porque el triunfo las haría felices. Y eso no les sale.

lunes, 15 de febrero de 2010

La delgada línea

Hay una línea muy delgada entre boludear y que te boludeen.

Entonces:
Si vos querías boludear, todo bien. Boludeamos hasta el hartazgo, somos felices los dos, y nos mantenemos en ejercicio y con la cabeza entrenada.
Pero boludearme, a mí, no papi. Gracias.

Ser la boluda de un boludo es casi casi ser una boluda al cuadrado.

Para eso dejá, que estoy bien solita como estoy.


miércoles, 10 de febrero de 2010

Ay que sequía de amoooooor


Frente a la sequía, hay distintos caminos para seguir.

Excavar por agua:
Excavar por agua es un tema jodido. Tenés que estar muy seguro de que vas a encontrar agua. Si no, terminás acalorado, con más sed que antes, y con las manos lastimadas. La excavación debe hacerse solamente con las herramientas debidas y en lugares seguros. Es divina la sensación del agua saliendo a borbotones, pero es peligrosísimo pifiarla.
Creer en oasis:
La sequía nos hace ver visiones. Oasis en el medio del camino. Un lago cristalino, con palmeras y hamacas paraguayas. El oasis es prometedor. Te sopla una brisita divina y te invita a acercarte. El problema es que te acercás, y cagaste. Porque se desvanece, por completo. Bum. Cuanto más atractivo se haya presentado ante tus ojos, más rápido se va a desvanecer. Ojo.
Un cactus por la superviviencia:
El centro es blando y jugoso y te traerá la solución, pero llegar hasta ahí es doloroso, horripilante. Te van a sangrar los dedos, sabelo.
Esperar:
Yo opto por esta opción. En algún momento, la tormenta va a llegar, aunque parezca una tormenta de barro. Va a llegar la tormenta, que va a traer agua y relax y alegría. Y esperar se vuelve maravilloso, al final del camino.

Porque no hay nada más lindo que ver cómo los otros sedientos se rasgan las vestiduras por un poco de agua, que se convierte en oasis, o en serpiente venenosa.

Sólo eso te quería decir.


lunes, 8 de febrero de 2010

Mar del Plata, La Feliz

Hay gente que dice que la risa es una terapia, y hay gente que se le ríe en la cara a esa gente.
Pero si usted junta un puñado de amigos y organiza una salida relámpago a Mar del Plata, verá que es cierto.

Vaya a la playa, sonría, hágase cargo del mate y hornee galletitas de antemano, para sus amigotes.
Ellos estarán agradecidos, y usted no se sentirá una inútil. Con el plus de que, de esa manera, tiene un poroto asegurado para el otro año. Nadie da nada por nada, dice mi tía Patri.

Si, en el medio de todo esto, se ríe y hace que la gente se ría, mucho mejor.

Así vale la pena, oh, sí.

(Si en la mañana del domingo se quiere pegar un tiro en la sien por darse cuenta que hay otras ocho personas gritando, jugando a la generala, riéndose, no se altere. Esto quiebra su paz, no hay duda de eso. Pero es una manera maravillosa de quebarla. Guárdese la misatropía en el bolsillo, atorrante.)


jueves, 4 de febrero de 2010

nisininoniblanconinegro


Estamos grandecitos ya para el jueguito ese.
Porque un poco de coqueteo, hasta te lo agradezco. Me hacé sentir algo de interés, pero no mucho. Sos difícil, pero no tanto. 
Está bueno el histeriqueo, hasta ahí nomás. Y, sin dudas, queda mucho mejor en las mujeres que en los hombres.

Un hombre histérico es como una mujer con bigote.

Ayer me dijeron: "Estás sola porque te volviste una intolerante."
Y sí, puede ser. No voy a andar negándolo.
Me volví una intolerante. Me saturé de que la gente sea rebuscada, que dé mil vueltas para decir un sí, que para decirte "blanco" te diga "el color de la nieve en invierno". Me cansé de escuchar a mi amigo quejándose de los jueguitos perversos de su chica, me cansé de escuchar quesimegustaperonoseloquierodecirparaquenopiensemal. Me cansé de que patológico sea el mejor insulto que escuché en el último tiempo y que encima le quepa a tanta gente.

Me agota la gente que no se da lugar al disfrute, gente.

En definitiva, amigo. No me des mil y una vueltas a la calesita, porque yo te corto el pescuezo en la vuelta número 3.
Y a llorarle a Droopy.

martes, 2 de febrero de 2010

Un país con igualdad de condiciones

Cansada estoy de escuchar que en este país los ricos tienen otros beneficios.
Cansada estoy de escuchar a las pseudo izquierdas hablando de la necesidad de igualar a la sociedad.

Hace unos cuantos años, en verano, la luz se le cortaba a los ricos. Barrios como Núñez, Belgrano, Palermo (all of them), Recoleta, sufrían largos cortes de luz en las épocas de más calor. Cortes de luz que traían escasez de agua, ya de por sí escasa.
Y yo, muy internamente, me reía a carcajadas, si bien me daban lástima los niños y las viejas. Mi diablillo interno, el que me llevará al infierno, proponía "Está bien, ricachones, sufran." 
Porque, encima, después de esos cortes de luz y agua, les venía una tormenta de verano y les inundaba hasta las ojotas. "¿No querían agua? Ahí tienen."

Este verano, señores, la desgracia llegó a la lejanísima zona sur.
Está bien, me lo tengo que bancar. Tantos años pendiente de la desgracia ajena tenían que volver.

Pero entiendan que yo tengo una casa alpina, y el dormitorio está arriba. Y, por su forma, el techo acumula todo el calor del mundo. Hacia la noche, ese dormitorio, con su minúscula ventanita, es una sucursal del mismísimo infierno (¿habré llegado, ya?)
Anoche, la luz estuvo cortada desde las 00.00 hs. hasta las 04.00 hs. Yo habré dormido, de esas 4 horas, unas escasas 2.

Y no podía hacer nada, porque no sé hacer nada que no necesite luz. Nada. Es triste haber llegado a esa conclusión. Y ayer me golpeó en lo más hondo.
Me hubiera bañado, porque el calor se sentíaymucho, pero la ducha sin luz me da miedo.Y, aparte, hay que cuidar el agua, conociendo las degracias de los ricachones.
Me hubiera ido a fumar un pucho al patio, pero no fumo. Y, aparte, no los hubiera podido encontrar en la oscuridad.
¿Ven a lo que voy?
Ahí tienen la igualdad de condiciones que tanto buscaban.

Tengan muchísimo cuidado con lo que piden, porque se les puede conceder.
Porque, ahora también, yo que me jactaba de un barrio que no se inundaba, cada vez que caen 20 gotas, el agua me llega hasta el mismísimo techo alpino.

lunes, 1 de febrero de 2010

(Yaquelamoooooor de) Música ligera

Hay que escuchar música fresca.

Este calor no es para escuchar jazz, por ejemplo, que se escucha en invierno y con un café o whiskey o té rico.
Tampoco mucho metal ni pop pegajoso, porque son ritmos que te dan para juntarte con gente, ya sea para golpearte frenéticamente o para hacer un pasito de moda.
Con los ritmos caribeños tengo una dicotomía. Por un lado, bailar y sudar hasta el hartazgo, antes de un buen baño, puede resultar una purga necesaria. Pero agota, sobremanera.En la lista se agolpan el reggaeton, la salsa, el merengue, y cualquier cosa con una maraca de fondo.
¿Flamenco? Nah, el verano no es para sufrir por penas negras. Y los zapatos son de cuero, y dan calor.
¿Folklore? Puede ser. Pero la sola imagen del poncho y el carnavalito y Humahuaca me deshidrata.

¿Qué nos queda?

Nos queda el reggae, que relaja. Y acompaña perfectamente el dolce far niente.
Nos queda la música brasilera, que nos trae la brisa de la playa y nos hace tomar cerveza en actitud estoy-en-la-playa-y-me-la-re-banco.
Jorge Drexler, que canta con alegría en la voz y con colores claritos.
Lisandro Aristimuño, que es viento y primavera.
Y agrego cosas nuevas como Onda Vaga, que RE da cantar a toda voz y Devendra Banhart que es divertido, pero sin llegar a extremos pegajosos.

Mi lista, por el momento, alterna Jorge Drexler con Onda Vaga con Lisandro Aristimuño con Johansen con Chavela Vargas, que se la RE banca.

Puras patrañas, la pucha.

Mi fuerza de voluntad es baratísima.
Se entrega al mejor postor, que está apostando un canto rodado marrón, roto.
La consigna era sencillísima: hoy empiezo.
Empieza febrero y empiezo yo.

Pero no, mentira.
Imposible.
Porque hace calor, y el calor no es renacentista.

En absoluto.