sábado, 27 de agosto de 2011

Claudio María Domínguez, te banco

Hoy volvía a casa en el mismo colectivo de siempre y, a mi lado, una señorona muy emperifollada leía unos libritos de Claudio María Domínguez, que vienen con alguna revista de esas que muestran a los ricos y a los famosos. 
Estos libritos, de una calidad editorial sorprendente, tienen un título muy autoayuda y citas de grandes personalidades abocadas a los aforismos. Traen, también, fotografías dignas de powerpoint sensiblero y mucho color pastel.
Sin embargo, me puse a leer a la par de la señorona, un poco agotada de Fortunata y Jacinta.

Y, para sorpresa mía, las cosas que escribía no eran huevadas TAN enormes, eh.

La pifiaba cuando metía a Dios en el medio de tanta filosofucha oriental, tal vez. O cuando se le escapaban algunas marcas de su oralidad pastosa y rococó.
Pero, en general, exponía algunas ideas sobre la relación hombre-mundo que, lejos de parecerme erradas, alguna vez me gustaría poder contagiarle a gente que quiero y se ahoga en vasos vacíos.

Y ahí llegué a una conclusión para sentirme más conforme con el cosmos: 

Si uno agarra un texto de Claudio María Domínguez y reemplaza sistemáticamente la palabra Dios por la palabra conga, es un golazo.


1 comentario:

laui dijo...

Como diría Ventu, ay conga mía por conga.

???

Me cabe, me cabe.