domingo, 19 de septiembre de 2010

Miedos


Acariciame lo que queda de cuerpo después de haberme besado y pedime que no te sonría por verte en plena entrega, sin miedo y besándome el alma.
Acariciame el alma y pedime que no me quede miedo en el cuerpo, después de habértelo regalado sin miedo y con más deseos que el deseo mismo de sentir tus caricias en el alma.
Acariciame el cuerpo cuando ya no quede más alma y sentí los miedos que te regalo, sólo por haberme hecho alma desde la primera vez que decidí regalarte un poco de cuerpo.
Dejame que sea alma y pedime que te acaricie lo que que te queda de cuerpo después de haberte desnudado el alma, después de haber desnudado las dudas que me inundan desde que decidí regalarte el alma.

Porque hay veces que dos cuerpos se convierten en un alma y se regalan, mutuamente, a las ganas de sentir que ya no son un cuerpo, que ya no son un alma.

Dejame que te regale el alma, porque ya no tengo más cuerpo que el cuerpo que te regalé y las ganas que ya no son mías, porque ahora son de un alma que no es nuestra, que no es nosotros, pero que nace de mis ganas de regalarte el alma.

Abrazame en silencio y dejame que me quede con un poco de voz, con un poco de tu alma.
Dejame en silencio y pedime que te bese el alma, cuando ya no nos quede más cuerpo, cuando ya no nos quede más voz y cuando ya no nos quede más alma.


2 comentarios:

fed dijo...

me gusta lau, está muy bien,


besote,

fede.

Liduvina dijo...

Bri-llan-te