Te miré a los labios y susurrando con el pensamiento te dije:
- No.
No seamos perfectos.
Porque eso es mentira,
lo sabemos.
Entonces,
no,
no intentemos ser perfectos.
No, dale,
no te quiero perfecto.
Te quiero real.
Te quiero plagado de defectos.
Te quiero equivocado,
te quiero chinchuda.
Confrontame,
no me digas la verdad.
No.
No me quieras.
No.
No seamos perfectos.
Seamos lo más imperfectos que nos salga.
Y besémonos hasta mañana para festejarlo.
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