Llenemos nuestro ojos
color primavera,
con flores eternas,
sabor del sol.
Pedime un secreto,
pintor,
en las noches sin compañía.
No pintemos el cielo
azul solo
ni las cortinas del cuarto
de rojo vacío.
Disfrazate de amarillo,
soñador.
Perdamos la capacidad
de permanecer estáticos
y pedime,
con esa sonrisa pasajera,
que te acaricie las ganas
y te escriba un nuevo color.
No me muerdas el alma,
pintor.
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