Hay gente que dice que la risa es una terapia, y hay gente que se le ríe en la cara a esa gente.
Pero si usted junta un puñado de amigos y organiza una salida relámpago a Mar del Plata, verá que es cierto.
Vaya a la playa, sonría, hágase cargo del mate y hornee galletitas de antemano, para sus amigotes.
Ellos estarán agradecidos, y usted no se sentirá una inútil. Con el plus de que, de esa manera, tiene un poroto asegurado para el otro año. Nadie da nada por nada, dice mi tía Patri.
Si, en el medio de todo esto, se ríe y hace que la gente se ría, mucho mejor.
Así vale la pena, oh, sí.
(Si en la mañana del domingo se quiere pegar un tiro en la sien por darse cuenta que hay otras ocho personas gritando, jugando a la generala, riéndose, no se altere. Esto quiebra su paz, no hay duda de eso. Pero es una manera maravillosa de quebarla. Guárdese la misatropía en el bolsillo, atorrante.)
3 comentarios:
Y comer churros de Manolo.
Ahí sí, quizás, se esconda el cielo.
A mí me transportó la factura con membrillo de la Boston que me comí en la última mateada, en el pastito verde de las barrancas.
Oh dios.
No conozco mar del plata y lo voy a decir hasta cansarme!!!
bueno, no, paremos...hace 21 años que no voy, que no es lo mismo que no conocer.
pero si sacamos cuentas...es mucho mejor decir que no conozco. ¬¬
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