lunes, 4 de octubre de 2010

Freno a contrapedal

Me pongo a escuchar


y me doy cuenta que no, que yo no quiero frenar nada.

La tarde del domingo siempre es un momento de reflexión. Se entrecruza la maravilla de otro fin de semana compartido (con vos, amigos nuevos, bicicleta, asado, vinito y amor por doquier) con el cansancio y la sensibilidad a flor de piel, y parece que las ideas se chamuscan.
Y es volver a casa con el corazón a cuestas, pensando que necesito frenar y reorganizar mi corazón, para protegerlo. Que amar tan rápido no es sano, que sentir tantas cosas irreales no es recomendable. Que, tal vez, te esté cargando con pesos que no te merecés, por sentirte tan encontrado.

Pero en el viaje sigo con el olor de tu compañía y con el sol de la tarde en la memoria, y empieza  a sonar esa canción.

Y entonces, me doy cuenta que no, que yo no quiero frenar nada. Que, si me voy a lastimar, que sea por venir corriendo, con el viento en la cara y con el sol en los hombros.



1 comentario:

Panqueca dijo...

Que tema!
Y si, Chomba, si vamos a morir que sea luchando :)