jueves, 4 de marzo de 2010

Top design


El único lugar de mi casa que no era completamente mío era la cocina. Esa cuestión de las cocinas, en donde los muebles no pueden ser movidos como el resto de la casa, estaba jugándome en contra.
A un año y medio de esto, hace unos días nomás, puse fin a esa situación.

Una lámpara galponera que hace juego con la mesada y que, ya instalada, es la pieza central y le da un toque nuevo. 
Saqué algunas cosas que no uso más, y que serán regaladas eventualmente a quien las necesite.
Agregué algunos cuadros de viejas publicidades francesas de chocolate, traídas de Nice con la esperanza de ocupar el lugar que ahora están ocupando.

La mesada de metal, la lámpara haciendo juego, los muebles verdes que revivieron gracias al "vintage" y los destellos en amarillo terminaron de darle su toque. 

La casa sigue manteniendo una misma paleta de colores, y sigue teniendo magma por donde se mire.

Ahora, la cocina es más mía que de nadie.
Y me dan aún más ganas de cocinar que antes.


2 comentarios:

Rama dijo...

Yo quiero probar, che

la comida, digo

Panqueca dijo...

Que suerte la tuya...por más que yo me compre todos los muebles nuevos para la cocina,ponga fotos de Nahuel Pérez Biscayart y la haga vintage,NUNCA voy a tener ganas de cocinar...es más fuerte que yo.


Saludos,y que salgan ricas esas comidas!