Tus labios se mueven imperceptiblemente, y mis ojos se nublan posados en la vida que ingresa en tu cuerpo.
La luz se acompasa y la tarde se convierte en brisa.
La paz entibia la tormenta y se convierte en nana.
Ya no respiro, para no robarte vida.
Yo contemplo, con el alma llena.
No hay comentarios:
Publicar un comentario