jueves, 22 de julio de 2010

De soledades



-¿Y qué hacemos con la resistencia entonces?

-Ah bueno, pero esa es una condición sin ecuánime del ser humano... Es muy difícil lo del teorizar con el ser, con las esperanzas, porque puedes confundir necesidades con deseos. Por ejemplo, ¿qué conflicto tenemos con la soledad, cuando resulta el lugar desde donde uno se construye? Es vital la soledad y, sin embargo, la tenemos como una gran enemiga. Vemos al desamor como a un monstruo enorme y horrible cuando, en realidad, es el primer paso del amor hacia uno mismo. Hay que tener cuidado con los conceptos aprendidos, porque luego nos convertimos en víctimas abstractas y eso es peligroso, porque nos hace débiles.

-¿Dice que al desamor, entonces, hay que llorarlo todo de pronto y ya?


-Pues llora, coño, si es lo que te pide el cuerpo. Pero normaliza la situación. Que una persona te deje es un hecho asumible. Yo estoy sola, ¿me ves mal?, ¿me pasa algo?, ¿se me ha caído un ojo? ¡No! La putada es estar acompañado y sentirse solo. ¿Estoy sola? Asumible. Nací sola, cago sola, da igual. Estoy sola: partamos de aquí. No empieces a verter sobre la otra persona todo el sinfín de tus miedos, que ya los tenías antes de que apareciera.



Eso dice Buika.
Y yo sonrío.

Por creérmelo, pero sin dejar de buscarte.


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